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Historia de Villapalacios. Temas.
Mujeres de Villapalacios que vivieron en el siglo XVIII, según el Catastro de la Ensenada

Este registro ordenado por el rey Fernando VII, que concluyó en este pueblo de Albacete en diciembre de 1752, incluye una decena de mujeres propietarias, todas viudas y solteras, que estaban al frente de viviendas y tierras de labor.

 

 

 

Por José Ángel Montañés Bermúdez. Publicado el 8 de marzo de 2025

 

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Las actuales calles de Luis Vives (izquierda) y Cucrrucote (derecha), desde la placeta de Chaparré, en una imagen de los años 60 del siglo XX. / JAIME BELDA MARTÍNEZ.

 



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Mujeres fuertes que han tenido que sacar adelante a sus familias ha habido siempre en Villapalacios. Momentos casi siempre, más difíciles que los actuales, pero todos, sin duda, complicados. Hoy Día Internacional de la Mujer ponemos el foco, y recordamos, a un grupo de mujeres que vivieron en Villapalacios en el siglo XVIII, en concreto en 1752, con el fin de recordarlas, y recuperarlas del olvido al que la historia ha condenado casi siempre, a la mayoría de mujeres .

Sabemos sus nombres: Antonia, Christerna, Isabel, Josefa, Juana y María. Y algunas de las circunstancias particulares porque aparecen relacionadas en un inventario, el Catastro de la Ensenada, un registro realizado, a partir de 1749, en los 15.000 lugares con los que contaba la Corona de Castilla. Fue ordenado por el rey Fernando VI a propuesta de su ministro, Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada, de ahí su nombre. Un inventario creado con el fin de fiscalizar las propiedades y cobrar impuestos por ellas.

El registro completo de personas y propiedades en Villapalacios concluyó el 8 de diciembre de 1752. En este listado, la gran mayoría de personas que aparecen son hombres, propietarios de casas y tierras de labor de diferentes categorías y producción, al que se les establece un alquiler o producción anual en reales y en ducados.

En esa enorme lista y relación (un volumen de más de 800 páginas) también hay una decena de mujeres que aparecen, en ‘igualdad de condiciones’ que todos ellos. Todas son en su mayoría viudas o solteras, al frente de las haciendas de sus maridos y padres fallecidos. La relación de estas mujeres aparece segregada de los hombres, algo que nos habla de esta consideración menor. Es lo mismo que ocurre cuando se enumeran los hijos. Siempre, primero, todos los hijos varones, luego las hembras, aunque ellas sean mayores de edad que ellos.

Esta es la relación de mujeres que damos a conocer hoy, con el fin de recordarlas:

- Andrea Garrido. Tenía 50 años. Era la propietaria de una casa en la calle de la Serofa. Era la viuda de Pedro Calabria. Y tenía cuatro hijos: Juan, sirviente de labor, de 24 años; Gregorio, jornalero, de 21; María, de 18 años, y Teresa, de 15.

- Antonia Mónica. Vivía en la calle del Palacio. Tenía 40 años y era la viuda de Nicolás López. No tenía familia.

- Christerna Morcillo. Era la viuda de Juan Angulo. Tenía 40 años. En su casa, no sabemos dónde estaba, y por lo tanto no sería de su propiedad, vivía un sobrino de su marido: Joaquín Angulo, pastor de vacas, de 21 años, y una criada, Josefa Bermúdez, de 13, formando, quizá, el núcleo familiar más diferente de todos los que aquí se relacionan.

- Isabel Ramírez. Tenía 49 años y era la viuda de Antonio Molina. Vivía en la calle del Alamillo, con sus cinco hijos: María, de 24 años; Pedro, pastor de cerdos, de 18; Joaquina, de 16; Blasa, de 12 y Juan, de 9 años.

- Josefa López Osorio. Tenía 36 años. Vivía en la calle de los Charcos. Pese a su juventud era madre de cinco hijos: Josefa, de 14 años; Antonio, de 11; José, de 10; María, de 9 y Lorenzo, de 5.

- Josefa Peláez. Era propietaria de una casa en la calle de los Charcos, situada entre otras de Juan Muñoz y el callejón del horno. Era viuda, también de 60 años. Y no tenía hijos. Según el inventario, estaba «sin más familia que su persona».

- Juana Muñoz. Tenía 40 años y era la viuda José del Pozo. Juana era una gran propietaria, puesto que tenía tres casas en el pueblo: una casa en el barrio del Moral que lindaba con el callejón del cantón del Toro y con otra de Juana Ventura Garrido. Una segunda casa en la calle de los Charcos, que lindaba con casas del vínculo del capitán Aliaga y con otra del vínculo de Josefa Peláez. Y la tercera, en la calle del Ojeado. Sus hijos eran tres: Teresa Joaquina, de 14 años; Marcos Joaquín del Pozo, de 8 años, y Juan José, de 6.

- Luisa García. Era la propietaria de una casa en la calle Ancha que lindaba con otras casas de los herederos de Andrés de Calabria y la misma calle Ancha. Era viuda de 60 años y madre de dos hijos: Alfonso, jornalero, de 22 años, y Pedro, pastor de cerdos, de 18.

- María Bermúdez. Tenía 69 años. Era la viuda de Alonso del Valle y era madre de un hijo, de 35 años, del mismo nombre que su padre, que era jornalero. Los dos vivían en la calle de los Charcos, en una vivienda de las más pequeñas que hemos visto en este inventario. Tenía tan solo tres varas de frente por dos y media de fondo. Una infravivienda de apenas cuatro metros cuadrados (la vara castellana era una medida de longitud que medía 0,80 centímetros) que lindaba con casas de Isidro Medina y de los herederos de José Bermúdez.

- María Martínez de Torres. Era una mujer viuda, también de 60 años. No sabemos dónde vivía, por lo tanto, lo hacía en alguna vivienda que no era de su propiedad, pero sí que era la dueña de varias parcelas de tierra. Era madre de tres hijos: Francisco, un jornalero de 26 años; Vicenta, de 15 años, e Ignacia, de 12 años.

- María Pareja. Solo sabemos que tenía una casa en la calle de la Serofa. Que era soltera y que tenía 40 años.

¡Vaya por todas ellas este día de reivindicación de la mujer!

 

 

 

 

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